domingo, 22 de diciembre de 2013

Pirineos 2008


Esta fotografía, tomada en 2008, está realizada en los Pirineos, exactamente en una zona llamada "el forat de Aguallut", aunque en realizad dicho forat se encuentra a las espaldas de la persona que realiza la fotografía. Se trata de un viaje que hicimos mi tía, mi tío, mi abuelo y yo. Nos alojamos en una casa rural de la Ribagorza y estuvimos realizando senderismo por preciosas zonas y parajes tanto del Pirineo aragonés como del catalán.
En la fotografía podemos observar un maravilloso paisaje, un circo que en invierno está totalmente cubierto de nieve se convierte en una gran pradera en los meses estivales, compuesta por un intenso verde moteado de pequeñas flores amarillas. Estas flores se concentran, curiosamente, en una zona ligeramente hundida de curiosa forma circular. Observamos el comienzo del valle que comienza en el circo y transcurre rodeado de alto picos pirenaicos, escarpados, rocosos, imponentes. Este valle es una de las subidas al pico Aneto, y bajo él guarda un tesoro, un río subterráneo que se enconde bajo tierra en el Forat de Aguallut, un capricho de la naturaleza, casi de cuento de hadas, y que vuelve a surgir en "el güells de Joeu", ya en la Val d'Arán.
En el centro de la imagen aparezco yo, sólo frente a la naturaleza.
Desempolvando la carpeta personal de fotografías de mi ordenador para encontrar una imagen que me transmitiese emociones y me causara recuerdos, a la vez que pudiera conseguir lo mismo en el observador, encontré ésta, que me sirve perfectamente para tal propósito.
Sensación que me transmite es la pequeñez frente a la naturaleza, la insignificancia, rodeado de imponentes elementos como son enormes rocas, grandes extensiones de vegetación, altísimos picos, nieve, rocas trituradas por otras rocas, rotas por la acción de la nieve, la lluvia y el viento, la erosión...

Vitruvio y la Publicidad.







El hombre de Vitruvio es un dibujo-estudio realizado a finales del siglo XV por Leonardo da Vinci en uno de sus diarios. Representa la figura masculina y estudia sus proporciones. Este estudio se realiza a partir de los textos de Vitruvio, arquitecto de la antigua Roma.
 Este dibujo es un símbolo de la simetría humana y en extensión del universo en su conjunto.







Esta famosa imágen ha sido utilizada en publicidad en repetidas ocasiones debido a la fama que tiene este dibujo y su autor. Además el hecho de que este dibujo otorgue tanta importancia al ser humano, hace que toda la mirada del espectador se centre en el personaje o lo que el mismo porta. Aqui encontramos algunos ejemplos como el café Lavazza en Italia o a Mickey Mouse, el famoso ratón de Disney.






































Fresco en 3D.


Este fresco llamado "Triunfo del nombre de Jesús" se encuentra en la Iglesia del Gesú de Roma, una de las Basílicas más importantes que existen y actual casa madre de la compañía de Jesús conocida como los "Jesuitas".
Este espectacular fresco fue pintado por Giovanni Battista Gaulli a finales del S. XVII. Se trata de una alegoría de la labor de los Jesuitas que envuelve a los espectadores. Esta obra se considera una obra maestra de la "quadrattura" (ilusionismo en la arquitectura) y muestra una clara perspectiva creando la sensación de que las figuras y nubes flotan por encima del espectador. Esto se ve claramente reforzado por el hecho de que la escena y la figura rebosan del marco de la pintura.

Una vez dentro de la iglesia lo primero que llama la atención son la grandes proporciones de la única nave central, así como del gran espejo que se halla en medio de la misma. Es la misma curiosidad la que, al ver este espejo en el suelo, hace levantar la mirada hacia esta majestuosa obra de arte que se encuentra esperándote sobre tu cabeza. Es difícil reconocer este efecto nada más verlo, pero después de observar la obra y entenderla, entiendes que estas frente al "3d" de la época, las imágenes se acercan a ti,  peleándose por el espacio, dando una gran sensación de dinamismo y movimiento.

A parte de este característico fresco, el hecho de ser la iglesia madre de la orden de los jesuitas, hacen que esta basílica se una de mis favoritas de Roma.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Exposición [Palacio del Marqués de Dos Aguas]

En este artículo quería hablar de la exposición que recientemente he visitado. La exposición cerámica González Martí del Palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia.

El palacio del Marqués de Dos Aguas se trata de un edificio de planta cuadrangular irregular con patio central producto de la remodelación de la casa solariega de los Rabassa de Perellós en 1740 con un estilo rococó.


En el siglo XVIII la fachada estaba decorada mediante frescos de Hipólito Rovira hasta la nueva remodelación en 1867 donde desaparecieron y dejaron paso a estucos en tonos grises y rosas imitando mármoles, así como a los balcones de estilo francés.

Fue declarado monumento histórico-artístico en 1941 y fue comprado en 1949 por el Estado para ubicar la colección de cerámica donada por Manuel González Martí. Su última remodelación fue en 1998 a cargo del arquitecto Ginés Sánchez Hevia.

Fotografía del palacio en el siglo








                                                                                       


Portada



La entrada principal del palacio se sitúa en uno de los laterales. La portada de entrada está realizada en alabastro por Ignacio Vergara y con diseño de Hipólito Rovira.

Sobre la entrada se sitúa presidiendo la portada una imagen de la Virgen y desde ella descienden dos ríos de agua en alusión a los marqueses de Dos aguas. A ambos lados de la puerta de entrada, en sus jambas se sitúan dos atlantes con dos cantaros mediante los que se vierte agua siguiendo el simbolismo de los ríos y el agua. Se trata de un relieve escultórico con gran potencial expresivo.

Interior

Tras atravesar la portada llegamos a un patio y atravesándolo llegamos a la imagen de la izquierda, la escalera imperial nos lleva desde el vestíbulo a la primera planta. Antes, a la izquierda de la escalera, encontramos el patio de carruajes, donde se guardan los antiguos carruajes de los marqueses y los establos de animales.


Existen dos carrozas, una de ellas
realizada por Hipólito Rovira e Ignacio Vergara en 1753.
También se encuentra una silla de manos de estilo rococó del siglo XVIII.
Las carrozas impresionan por su tamaño y su estilo imperial propio del arte francés. 
Sus detalles son deslumbrantes por la minuciosidad empleada en su construcción.


 Tras subir por la escalera imperial llegamos a la primera planta y la recorremos pasando de sala en sala, cada una con una decoración y estilo diferente. Pasando por las habitaciones de los marqueses de dos aguas, una sala achaflanada con espejos, una sala de te con estilo chino, una zona de comedor, una capilla. Las salas están decoradas con estucos y pinturas murales, de tonos verdes, rojos, etc. El mobiliario es el original de la época, con bancos que adornan la sala de baile así como un banco central que en otras salas de otros palacios puede ser una fuente o un adorno floral. En el dormitorio se encuentra una gran bañera de mármol blanco y el techo decorado con pinturas de Plácido Francés realizadas en 1862.

En la segunda planta encontramos la exposición cerámica de González Martí, desde la antigüedad a la época moderna.



Comentario personal
















Como comentario me gustaría mencionar la sensible arquitectura que se construye en el centro de Valencia con un cuidado reformista que mantiene el estilo del palacio. También el cambio compositivo de las salas del palacio convirtiendo la visita en más enriquecedora pasando de un material a otro, de una cultura a otra y de un uso a otro, transmitiendo una cultura diferente en cada lugar.

Por último mostrar y comentar la cocina tradicional del edificio decorada con cerámica y situada en la segunda planta inmersa en la exposición González Martí. En el contraste que he hablado y que me ha parecido interesante incluyo la cocina de la exposición, porque, aunque esté fuera del recorrido de la primera planta, transmite el sentimiento de Valencia junto con la mezcla de culturas de las salas.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Museo Benlliure



La casa-museo Benlliure es una casa burguesa del siglo XIX en el que residía la familia Benlliure, compuesta por excelentes artistas valenciano como José Benlliure y su hijo Peppino Benlliure.
Tras la muerte de ambos pintores la casa fue heredada por María Benlliure, la cual la donó al Ayuntamiento de Valencia con la única condición de que su uso fuera para albergar un museo dedicado a sus familiares.
                                            

El acceso al edificio conserva la amplia portadas que en su día permitió el paso de carruajes al zaguán; dividido en dos tramos, por el primero se accede a la escalera de mármol que conduce a las plantas superiores, mientras el segundo actúa de enlace entre las distintas dependencias de la planta baja: salita de visitas, despacho, comedor etc., habiéndose situado una reconstrucción de las distintas habitaciones con todos sus muebles y objetos decorativos de la época.
En esta reconstrucción de los espacios los cuadros están completamente integrados en cada habitación, vale la pena destacar habitación de recepción o sala de los retratos. Esta habitación contiene retratos de toda la familia Benlliure pintados por el propio José (padre) y su hermano António (magnífico retratista), junto con excelentes muebles antiguos italianos. La sala está completamente integrada en lo que respecta a su antigua función de recepción, marcos que combinan con los muebles, pared de tono naranja pastel que no destaca respecto el conjunto y luz artificial. 

                   

Continuando todo recto desde el zaguán nos encontramos un espléndido jardín con cierta inclinación gótica y un pavimento cerámico decorativo, y continuando hacia adelante nos encontramos con el estudio de la casa. En esta zona se exponen junto a los diferentes instrumentos que utilizaba José  una gran cantidad de sus obras, todo ello acompañado de un ambiente burgués y muy iluminado por una gran vidriera a este y luz cenital.
                                                

En el estudio esta fue la obra que mas me llamó la atención “ Carnaval Romano”

                                                Image

Sus obras destacan por tener un trazo simple pero lleno de fuerza y contenido; y su afán de representar temas costumbristas que retratan la Valencia de aquella época y otros temas religiosos.
Subiendo por las escaleras de mármol del zaguán (anteriormente citadas) nos encontramos con dos salas de exposición (una dedicada a Peppino y  Mariano) y otra dedicada a exposiciones temporales. En mi opinión estas salas no están bien conformadas para albergar obras de arte, una vez dentro te sientes en un espacio clautrosfóbico o oclusivo y estridente en el que no puedes prestar toda la atención que merecen a las obras, esto es debido a la poca altura entre forjados, la falta de apertura al exterior ( iluminación artificial) y el color estridente de las paredes.
A pesar de esto podemos ver los paisajes luminosos y de pincelada espontánea que recuerdan a su maestro impresionista Sorolla.

En conclusión esta casa museo es un lugar indispensable para conocer la vida de un gran pintor Valenciano no tan conocido como José Benlliure.

El caminante sobre las montañas

Hoy estaba viendo fotos antiguas colgadas en mis redes sociales y de repente vi una foto que me resultó muy familiar, se trata de una excursión que hice con mis tíos por la montaña este verano.
Cuando la he visto, no hace mas de 5 minutos, de repente me a venido a la cabeza el cuadro de Frierich " El caminante sobre el mar de nubes"(cuadro que me agrada bastante).
En la imagen podemos ver como dos observadores (mis tíos) están viendo un paisaje de naturaleza desatada, salvaje e indomable ( típico del romanticismo), en el que nosotros situados dentro de la imagen solo podemos ver una parte y nos tenemos que imaginar aquella naturaleza que suscita tanto interés a los espectadores.
En conclusión, quería comentar que desde las últimas clases estoy empezando a comprender el paisaje; a fijarme mas en las cosas que nos rodean.



martes, 10 de diciembre de 2013

Exposición (Palacio de Dos Aguas)


A continuación hablaré sobre el Palacio de Dos Aguas visitado el pasado 31 de octubre. Voy a estructurar su explicación en cuatro etapas a lo largo de su historia.


El palacio como palacio gótico:
La construcción del antiguo edificio del Palacio se debe a la familia Rabassa de Perellós
Luis Cornell Boil de Ladrón inició la Baronía de Dos Aguas. Tal vez entonces se impulsaran las primeras reformas de importancia del edificio, que se extenderán a los siglos siguientes, ampliando su superficie mediante la compra de propiedades colindantes.

El edificio gótico era una construcción que constaba de entresuelo, planta noble y desván.


El palacio en el siglo XVIII
Hacia 1740, III Marqués de Dos Aguas, decide renovar su casa  encargando la obra al grabador y pintor Hipólito Rovira, que sustituye el carácter severo de la antigua casa por una gran abundancia decorativa.
De esta reforma destaca especialmente la portada principal, que fue realizada en alabastro por Ignacio Vergara, según el diseño de Hipólito Rovira. La fachada, de estilo barroco, contiene una alegoría de los ríos Turia y Júcar alusiva al marquesado y está rematada por una hornacina con la Virgen del Rosario que fue realizada por el mismo Vergara, protegida por un balcón corrido del cual se conservan grabados y fotografías.


El palacio en el siglo XIX
La reforma de mayor envergadura se hizo con D. Vicente Dasí Lluesma, quien hereda el título de marqués de Dos Aguas en 1853. Éste decide llevar a cabo una amplia reforma del edificio entre 1854 y 1867, de carácter básicamente ornamental que combina rococó, neo-imperio y motivos chinescos.
En el patio interior se sustituyeron las ventanas góticas por balcones con relieves de figuras alegóricas alusivas a las artes,  a la agricultura y al comercio, base de la riqueza del marqués.
Estas obras crearon un conjunto de espacios, alterando la altura de las salas, acortando otras o revistiendo los techos con escayolas que luego servirían de soporte a la decoración de cada ámbito.
Asimismo, se adquirió mobiliario de la época, como el conjunto de muebles de Dresde con aplicaciones de porcelana sajona de la llamada Sala de Porcelana.


El palacio en el siglo XX
En 1941 el Palacio fue declarado monumento histórico-artístico y en 1949 fue vendido y adquirido por el Ministerio de Educación para ubicar la importante colección de cerámica donada por D. Manuel González Martí.

Haciendo un pequeño recorrido por el Palacio, tenemos, en planta baja el patio de acceso al museo, el patio de carruajes y la escalera principal (sus paramentos se revistieron de estucos que semejan mármoles).



En primera planta nos encontramos con el vestíbulo (está presidido por una hornacina estucada), la sala de personajes ilustres (en la parte alta de la sala se sitúan retratos de Guillem de Castro , Lluís Vives, Ausiàs March , Juan de Juanes e Ignacio Vergara) , la sala de la lumbrera (albergaba un lucernario que se prolongaba en forma de claraboya hacia el exterior), el salón chino, el comedor (los relieves de las puertas muestran frutos y postres como el "arnadí", el fumoir (dependencia destinada a "fumoir" y juegos), el oratorio, la sala gótica, la antecámara (distribuye las estancias privadas de los marqueses), el dormitorio del marqués (destaca por sus impresionantes estucos), el tocador de diario (destinado a tocador de uso diario, aunque luego sería destinado para la biblioteca de Blasco Ibáñez), el tocador de lujo, la salita de porcelana (dependencia auxiliar, antesala del Tocador de Lujo y acceso a un reservado), el salón rojo reina Ana (llamada así por su intensa policromía, destaca la obra de José Brel Genio, Gloria y Amor), la sala pompeyana, el salón de baile (es el principal espacio de representación de la planta noble), el patio interior (el aspecto que nos ofrece hoy en día este patio es muy distinto del original).











En cuanto a mi reflexión personal, pienso que el palacio es muy atractivo arquitectónicamente hablando tanto exterior como interiormente.
Cuando me encontraba allí, durante el recorrido, observando aquellos lugares en donde hace cientos de años hubo vida podía imaginar escenas cotidianas de los personajes de la época (sobre todo en el salón de baile), sentía como si hubiera viajado 200 años en el tiempo ya que el interiorismo era tan peculiar y característico que te sumerge en el pasado. No es una arquitectura que me apasione porque los espacios me parecen demasiado fríos y la ornamentación, no sé si porque me impactó ya de principio, un poco recargada, lo que no quiere decir que no me agrade.

Es una arquitectura en donde la ordenación de los espacios es importante ya que es un lugar de nobleza y altos cargos en donde radica el detalle. Cada una de las salas tenía elementos minuciosos que las caracterizaba, por ello cada una tiene una historia que revelar. 
Fue de gran agrado visitar este palacio-museo ya que nunca había disfrutado de una visita guiada por espacios de hogares tan antiguos.





domingo, 8 de diciembre de 2013

Paisaje natural de la Safor
















La vista que se contempla en esta imagen la hice desde el pico del Mondúver (841m de altura) en el mes de enero de 2012, situado en la comarca de la Safor. Los tres pueblos que se divisan son, de izquierda a derecha, Simat de la Valldigna, Benifairó de la Valldigna y Tavernes de la Valldigna.

Con esta fotografía quiero hacer referencia al tema del paisaje, el cual estamos estudiando en clase.

He elegido esta fotografía porque las vistas, para mí parecer, son impresionantes. La sensación de libertad, que produce estar allí, te hace pensar sobre la inmensidad y la pequeñez del espacio.

Esta unión de dos imágenes formando una sola, está compuesta principalmente por montañas, mar y tres manchas urbanas. Estos tres componentes forman un paisaje digno de ser observado, en donde la línea de horizonte se une con el cielo y el verde de las montañas arropa a los respectivos pueblos.
En aquel día la vista alargaba bastante debido a una luz clara y un cielo despejado.


En fin, vistas como esta se pueden disfrutar con un pequeño esfuerzo y realmente vale la pena pasar un rato contemplándolas. 

jueves, 5 de diciembre de 2013

Exposición de un artista local

El pasado viernes 29 de noviembre fui a visitar una exposición que se realizaba en mi pueblo, Cheste, en una nueva sala de exposiciones. En ella pude observar una serie de obras del artista Antonio Torres Íñigo, vecino de Chiva.
Comenzaré hablando del lugar de exposición, pues es una nueva dotación para el pueblo, situada en una vieja construcción, casi olvidada, y bastante peculiar. El ayuntamiento de Cheste, gracias a unas ayudas para el desarrollo rural, acondicionó un viejo aljibe subterráneo que pedía a gritos su mantenimiento y que se encontraba situado debajo del antiguo depósito elevado de agua, y también debajo del antiguo edificio de la policía local. Exactamente este depósito data del siglo XVII, tiene una profundidad de unos 11 o 12 metros y una planta de 3 o 4 por 7 metros, además está construido con sillería, como era típico en la época.
Las obras de rehabilitación del aljibe han consistido en dotar con un núcleo vertical de comunicaciones y una plataforma metálica que genere dos alturas, se han enfoscado y acondicionado las paredes, además de pintarlas con un tono muy claro verdoso. También se ha dotado de iluminación artificial mediante focos de luz ajustables y de un sistema de renovación del aire viciado, que ayuda a mantener un buen clima y una atmósfera adecuada para las exposiciones.
Esta restauración se inauguró el pasado 9 de octubre, aprovechando la festividad de la Comunidad Valenciana y el día de la "pisá de la uva", uno de los días grandes de las fiestas patronales de Cheste dedicadas a la vendimia. Personalmente pude asistir a la inauguración de tal, y contemplar en ese momento la exposición de  carteles para el "llibret" de las fiestas.

Pasemos a hablar de la exposición:
Se compone de 20 obras al óleo realizadas por Antonio Torres Íñigo, en las que el color y las formas geométricas son el principal atractivo de las composiciones. Desde la propaganda institucional de la exposición se ha hablado de "puro expresionismo geométrico", pero yo no me atrevo a utilizar tal término por desconocimiento de la definición.
Como he nombrado, juega con las formas geométricas creando planos de color, no llegando a ser cubismo, a mi parecer, pues no se descompone el objeto para poder observar las distintas vistas.
El autor utiliza en sus cuadros un gran colorido, además de una impresionante brillantez, conseguida por el uso de la pintura al óleo y por, me pareció observar, incluir en algunas pinceladas algún tipo de material reflectante, como podría ser algún tipo de purpurina. También hay que destacar el uso del dorado, también particular.
Otra particularidad es la no definición de los fondos, los cuales son formados por los ya nombrados planos de color. También nombrar que Torres Íñigo utiliza una imprimación oscura, por lo que pude observar, formada por un lienzo de color negro, con gruesos hilos y de apariencia basta. Los planos de color están separados unos de otros por espacios en "blanco" (o debería decir en negro?), "líneas" sobre las que el autor no ha colocado pintura. La propia tela, el propio lienzo, entra a formar parte activa de la obra de arte.
Compositivamente falta añadir algunos recursos utilizados por el autor, como son la superposición de elementos, personas y objetos, además de una frecuente utilización de diagonales.
Respecto a la temática, Antonio Torres Íñigo nos muestra una colección con diversidad de temas, entre los cuales podemos encontrar el desnudo femenino, que tiene una gran importancia, y el mundo taurino. También la temática valenciana, el folklore, algún bodegón y un par de obras dedicadas a la literatura componen la exposición.
En algunos de los cuadros podemos distinguir elementos diferenciadores de la lujuria y el ocio, como la manzana, repetida en varios de ellos, y que podemos comparar con el uso que hacía El Bosco en sus obras, tomando el significado sexual que se le daba a tal fruta en la época medieval. Además podemos observar también la frecuente repetición de la representación de máscaras carnavalescas, que aportan una lectura misteriosa, casi oculta de lo que se puede encontrar detrás de ellas. Curioso me pareció el detalle de la representación de vino cayendo en una copa, ya que se conseguía la sensación de movimiento desde la inmovilidad y planeidad de los planos.  También añadir la aparición de elementos musicales en algunas de las composiciones, que aportarían ese lado más cercano a la cultura de las bandas de música de nuestra tierra.
Y para finalizar, algunas observaciones sobre los cuadros dedicados al arte taurino, sin entrar en detalles de gustos o preferencias, lo que me llamó la atención es que en la mayoría de ellos, por no decir en la totalidad, aparece una pajarita de papel en alguna de las esquinas, de mayor o menos tamaño, pero a la que no pude encontrar significado alguno; y por último, señalar el detalle de que algunas composiciones parecen formar pareja, debido a que los colores y las acciones parecer formar parte de un mismo momento diferenciado por segundos.

Añadir por último que la exposición estará hasta el día 2 de enero en el Aljibe Municipal, la entrada es gratis y Cheste es un bonito pueblo.







 En la fotografía superior podemos observar el detalle del elemento final de una acequia que vertía sus aguas al aljibe