miércoles, 9 de octubre de 2013

Un arte inmaterial

¿Quién dice que el arte tiene que ser algo material?
Nadie.
Es más, la música, la danza y la literatura son artes lo más próximo a la inmaterialidad posible, aunque cierto es que necesitan un soporte (papel, por ejemplo) externo al artista, donde plasmar las composiciones creadas.

Yo propongo el "vender" como un arte; sí, yo pienso que puede serlo, aunque no todo el mundo lo consigue. También debo especificar que no me refiero a cualquier tipo de vender, se pueden vender frutas, y más o menos cualquier persona las vendería, se pueden vender casas, y lo mismo, más o menos, con mayor o menor dificultad, la mayoría lo conseguiríamos, se pueden vender rotuladores, periódicos, alfombras, coches, castañuelas, plantitas de colores, frascos de colonia de todos los olores, pero no sueños, no, no todo el mundo puede hacerlo, ni de cerca, ni de casualidad, ni de chiripa; muy pocas personas consiguen vender sueños como se debe hacer, con todas sus consecuencias, con calidad (y su certificado), es casi una denominación de origen.

Tod@s necesitamos tener sueños alguna vez, sueños propios, sueños de verdad, con posibilidad de que se cumplan, e incluso sin dicha posibilidad, soñar es bonito, soñar hace la vida más agradable, soñar nos hace felices, soñar es esencial.

En el momento en el que atravesamos, casi esperpéntico, por no decir totalmente, comparable al momento reflejado en Luces de Bohemia, la gente necesita más que nunca el soñar, el ver cumplidos sus sueños y el poder disfrutar de la alegría que el simple hecho de conseguir pequeñas cosas, pequeñas ilusiones, modestos deseos y aspiraciones personales.

Es por todo esto por lo que el vendedor de sueños lo consideraría un artista, personalmente, pues el buen artista debe conseguir que el espectador se sienta identificado con su obra, independientemente del autor que sea, el cliente debe confiar y comprar el producto, tiene que creerse el sueño comprado será efectivo, que algún día llegará a tener uso, a cumplirse.

Al igual que El David sólo lo pudo esculpir un gran artista como Miguel Angel o que El Quijote solo lo pudo escribir un gran escritor como Cervantes, lo sueños solo pueden ser vendidos por grandes vendedores, grandes artistas de este arte efímero, casual, comparable a la más digna de las composiciones realizadas.

El video que adjunto, y por el que escribo esta entrada, me lo "regaló" un tal Pajarito hará cosa de un año, y yo ahora quiero compartirlo, vendéroslo a vosotr@s.

"Hace muchos años que he comprendido que los hombres han perdido la capacidad de soñar. Aunque cada vez sean menos, parece que todavía están los que creen de corazón. Los que creen que todo es posible".

Ojalá podamos ser much@s más los que, de ahora en adelante, creamos de corazón.

1 comentario:

  1. Yo estoy empecinada en uno... a ver si se cumple. Encantador. Y no, no perdamos la capacidad de soñar. ¡Gracias por compartirlo!

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