martes, 10 de diciembre de 2013

Exposición (Palacio de Dos Aguas)


A continuación hablaré sobre el Palacio de Dos Aguas visitado el pasado 31 de octubre. Voy a estructurar su explicación en cuatro etapas a lo largo de su historia.


El palacio como palacio gótico:
La construcción del antiguo edificio del Palacio se debe a la familia Rabassa de Perellós
Luis Cornell Boil de Ladrón inició la Baronía de Dos Aguas. Tal vez entonces se impulsaran las primeras reformas de importancia del edificio, que se extenderán a los siglos siguientes, ampliando su superficie mediante la compra de propiedades colindantes.

El edificio gótico era una construcción que constaba de entresuelo, planta noble y desván.


El palacio en el siglo XVIII
Hacia 1740, III Marqués de Dos Aguas, decide renovar su casa  encargando la obra al grabador y pintor Hipólito Rovira, que sustituye el carácter severo de la antigua casa por una gran abundancia decorativa.
De esta reforma destaca especialmente la portada principal, que fue realizada en alabastro por Ignacio Vergara, según el diseño de Hipólito Rovira. La fachada, de estilo barroco, contiene una alegoría de los ríos Turia y Júcar alusiva al marquesado y está rematada por una hornacina con la Virgen del Rosario que fue realizada por el mismo Vergara, protegida por un balcón corrido del cual se conservan grabados y fotografías.


El palacio en el siglo XIX
La reforma de mayor envergadura se hizo con D. Vicente Dasí Lluesma, quien hereda el título de marqués de Dos Aguas en 1853. Éste decide llevar a cabo una amplia reforma del edificio entre 1854 y 1867, de carácter básicamente ornamental que combina rococó, neo-imperio y motivos chinescos.
En el patio interior se sustituyeron las ventanas góticas por balcones con relieves de figuras alegóricas alusivas a las artes,  a la agricultura y al comercio, base de la riqueza del marqués.
Estas obras crearon un conjunto de espacios, alterando la altura de las salas, acortando otras o revistiendo los techos con escayolas que luego servirían de soporte a la decoración de cada ámbito.
Asimismo, se adquirió mobiliario de la época, como el conjunto de muebles de Dresde con aplicaciones de porcelana sajona de la llamada Sala de Porcelana.


El palacio en el siglo XX
En 1941 el Palacio fue declarado monumento histórico-artístico y en 1949 fue vendido y adquirido por el Ministerio de Educación para ubicar la importante colección de cerámica donada por D. Manuel González Martí.

Haciendo un pequeño recorrido por el Palacio, tenemos, en planta baja el patio de acceso al museo, el patio de carruajes y la escalera principal (sus paramentos se revistieron de estucos que semejan mármoles).



En primera planta nos encontramos con el vestíbulo (está presidido por una hornacina estucada), la sala de personajes ilustres (en la parte alta de la sala se sitúan retratos de Guillem de Castro , Lluís Vives, Ausiàs March , Juan de Juanes e Ignacio Vergara) , la sala de la lumbrera (albergaba un lucernario que se prolongaba en forma de claraboya hacia el exterior), el salón chino, el comedor (los relieves de las puertas muestran frutos y postres como el "arnadí", el fumoir (dependencia destinada a "fumoir" y juegos), el oratorio, la sala gótica, la antecámara (distribuye las estancias privadas de los marqueses), el dormitorio del marqués (destaca por sus impresionantes estucos), el tocador de diario (destinado a tocador de uso diario, aunque luego sería destinado para la biblioteca de Blasco Ibáñez), el tocador de lujo, la salita de porcelana (dependencia auxiliar, antesala del Tocador de Lujo y acceso a un reservado), el salón rojo reina Ana (llamada así por su intensa policromía, destaca la obra de José Brel Genio, Gloria y Amor), la sala pompeyana, el salón de baile (es el principal espacio de representación de la planta noble), el patio interior (el aspecto que nos ofrece hoy en día este patio es muy distinto del original).











En cuanto a mi reflexión personal, pienso que el palacio es muy atractivo arquitectónicamente hablando tanto exterior como interiormente.
Cuando me encontraba allí, durante el recorrido, observando aquellos lugares en donde hace cientos de años hubo vida podía imaginar escenas cotidianas de los personajes de la época (sobre todo en el salón de baile), sentía como si hubiera viajado 200 años en el tiempo ya que el interiorismo era tan peculiar y característico que te sumerge en el pasado. No es una arquitectura que me apasione porque los espacios me parecen demasiado fríos y la ornamentación, no sé si porque me impactó ya de principio, un poco recargada, lo que no quiere decir que no me agrade.

Es una arquitectura en donde la ordenación de los espacios es importante ya que es un lugar de nobleza y altos cargos en donde radica el detalle. Cada una de las salas tenía elementos minuciosos que las caracterizaba, por ello cada una tiene una historia que revelar. 
Fue de gran agrado visitar este palacio-museo ya que nunca había disfrutado de una visita guiada por espacios de hogares tan antiguos.





1 comentario:

  1. Me alegra saber que la visita te gustó. Minucioso comentario. ¡Bien por tu entrada!

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