La Profanación del Arte

Desde hace un tiempo la publicidad toma como reclamo obras de arte para llamar la atención del espectador y así conseguir reflejar mejor su producto, como es el caso que explicaré a continuación.

Este cuadro, llamado la Persistencia de la Memoria, se fusiona con una campaña de televisión.

La obra de arte, pintada en 1931,conocida también como los Relojes Blandos, es del artista Salvador Dalí y esta realizada mediante la técnica del óleo sobre el lienzo. Las palabras textuales de Dalí sobre esta obra fueron: "Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mí, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando".

Por otro lado en la parte de arriba tenemos la representación de un joven en busca de una bebida fría, en un lugar tan caluroso que es capaz de derretir los objetos. Es una campaña de televisión e impresión de Pierre por Ogilvy Paris.

Esta mezcla de imágenes pretende crear en el observador una relación evidentemente existente entre ambas. Realmente el fin, tanto de la obra de arte como de la publicidad, no se asemeja en nada pero sí que crea en el espectador una similitud en el trazo.

Para mí lo primero que piensas, tanto en una pintura como en la otra, es la calor que hace, pero en verdad ese es el mensaje de la fotografía de arriba, saciar la calor con una bebida refrescante, y no el mensaje de la obra de abajo, en donde cada objeto tiene un significado diferente.

En fin, las obras de arte con la publicidad y el diseño siempre irán ligadas de la mano ya que la reacción que producen es considerable y produce cierta gracia al comparar algo tan superficial con algo de tanto valor como es una obra de arte de un pintor relevante. Pero esto, tanto para el pintor como para alguien que entienda del tema, puede chirriar un poco ya que es obsceno comparar algo de tan diferente valor artístico. 

Una cosa es el humor que desprenden los carteles y otra muy diferente es el respeto por las obras de arte.

Para mí es una combinación algo desequilibrada y también decir que a la hora de relacionar ambos términos (publicidad con arte) hay que tener en cuenta las reacciones que pueden producir no solo en la gente de a pie sino también en los artistas.